sábado, 9 de febrero de 2008

No puede ser

***

-Tengo unas ganas terribles de ti- dije, casi sin pensar y por enésima vez, a sabiendas de que no era posible
-Yo a ti también, pero no puede ser- repetía la voz, desde la lejanía y proseguía -Ya buscaremos la manera de vernos, pero ya sabes que es complicado-

***

Así, de vez en cuando, la realidad se iba imponiendo a la ilusión. Le escuché entre sollozos cuando hablamos después de vernos por última vez. Parecía que el 'no puede ser' iba en serio, pero volvimos al mismo punto. Había esperanza.

***

-No me importa esperar, si va a ser por ti, quiero estar contigo, contigo y con nadie más, solo con uno: contigo- le repetía entre conversación y conversación- le dejé ver que iba en serio y que iba a por él. A veces me paraba los pies, otras veces me dejaba entra hasta dentro. Yo tampoco sabía qué esperar. Lo único que tenía claro es que quería aquello, a aquel cuelgue, a aquel amigo especial.
***

Tiré de el. Alargamos un poco más el tiempo. La voz seguía ahí, pero a la vez se iba alejando. Yo también me alejaba poco a poco de él, sin querer alejarme. A veces parecía que había futuro, que todo era como al principio. Despegaba los pies del suelo e imaginaba lo imposible por continuar. Otras la realidad se imponía con todo su peso y me hacía bajar de las nubes. Luchaban mis sueños locos con su madurez cuerda.

Se me va,
como el agua que se escurre de mis manos,
se me va.
Como el aire que no puedes sujetarlo,
como el tiempo que implacable va pasando,
como el humo tu cariño se me va.
Se me va, y no puedo ya luchar por retenerlo.

Este amor que en realidad se ha ido muriendo
y por eso de mis manos se me va.


***

El final se preveía como una visita al dentista, tenía que llegar, pero nadie quería que llegase. Era inevitable.
Costaba imaginar que la próxima vez no llegaría nunca, que mañana la voz no estuviese al otro lado.

La incertidumbre se rompió
-Cada vez vamos a tener más ganas de vernos y no podrá ser posible-
me dijo -Y además te diré algo que jamás nos dijimos: te quiero- hubo un leve silencio -pero no sé si estoy enamorado de ti-
-Yo también te quiero- contesté. Comprendí que, definitivamente, no podía ser, y entonces, en aquel momento, el de los sollozos era yo.

-Quizás algún día
podamos ser amigos- dijo la voz desde el otro lado de la linea. -Quizás, seguro que sí. Yo también lo espero- Dije, dejándome llevar por el momento.
-Cuídate- Me dijo, para finalizar
-Tu también- contesté
-Adiós-
-Adiós...-

Los pitidos anunciaban que la llamada había finalizado. Y anunciaban también, que aquello, de verdad, había acabado.

Ahora queda el recuerdo, pero por otro lado están el presente y el mañana

¿Dónde irán?,
esos días de alegrías que pasamos,
¿dónde irán? ¿Dónde irán?,
esas miles de caricias que inventamos,
¿dónde irán? Yo no lo sé.
En la vida nunca hay nada para siempre,
ahora lo sé.
Pero fue tan bonito así quererte que ahora
me cuesta perder.

***

1 comentario:

NaT dijo...

Joe niño! pues si era triste, sí.
Y real a la vez, como la vida misma, como esas estaciones de paso a las que quieres volver pero sabes que ese nunca será tu anden (ya pondré yo mi post del anden :) )
Me ha encantado la frase:
Luchaban mis sueños locos con su madurez cuerda.
Qué bonita y que razón tiene veces
Y la foto de cabecera... muy adecuada, ese SOS ahí puesto es inquietante.
Besos bien grandes, como las esperanzas, ya verás como todo cambiará

 
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