Llego temprano a las clases, pienso que es mi primer día, pero no hay nadie.
Los demás compañeros llevan ya días yendo, en realidad soy yo quien llego tarde.
Espero, pregunto, doy vueltas. No hay respuestas.
El aula sigue vacía, a oscuras y nadie sabe por que.
Pasan diez, quince minutos.
Estoy sentado ante la puerta esperando por nada.
Me da tiempo a sentirme la persona más imbécil del mundo.
Y me voy.
jueves, 11 de octubre de 2007
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