jueves, 21 de febrero de 2008

¿Medio vacío o medio lleno?


La eterna pregunta, dependiendo de si uno es pesimista u optimista.
Iba a hablar de mí, para variar, pero en realidad no es exactamente así. Se puede aplicar a todo el mundo, a todos aquellos que se sientan abajo o arriba, y es que, todo depende de las circunstancias.

(modo ego: on)
Ayer me autocompadecía por estar en un momento tan bajo, por tres motivos: 1. estar solo 2. quedarme sin trabajo 3. Obtener unas calificaciones mediocres (suspensos) defendía aquel dicho popular de 'Al perro flaco todo se le vuelven pulgas'
Pero pensando, hacía unos 6 meses atrás andaba igual, y el mundo no se acababa. 1. estaba más solo, o menos acompañado ;) 2. No tenía un trabajo que perder ni 3. Unos exámenes que suspender, reclamar y volver a hacer.

Visto lo visto, no es el fin del mundo, ni mucho menos. Las cosas son mejorables, se pueden mejor, se abren nuevos retos, ahora puedo 1. Conocer más gente 2. Permanecer sin empleo, dedicarme a 3. estudiar más.

(modo ego: off)

Quiero decir que las circunstancias que aparentan ser una catástrofe pueden convertirse en un punto de inflexión, una excusa para cambiar, además de que es posible 'positivar' la actitud, en el sentido de cambiar un 'vaya mierda de vida' por un 'ya nada puede ir peor, cualquier movimiento será hacia arriba y eso siempre será positivo' :)
Todo dependiendo del punto de vista que queramos darle a una situación, que objetivamente no sea tan desastrosa como pueda parecer.
Tomemos por ejemplo a nuestros políticos, que, ocurra lo que ocurra, siempre ganan las elecciones. Unos porque reciben más votos que el partido contrario, otros porque suban en votos con respecto a las anteriores elecciones. También valen los comerciales hablando de que una tarifa se congela, y que solo se actualiza con el IPC. En el primer caso se omite la palabra derrota y en el segundo la palabra encarecimiento.

Como curiosidad respecto a este tema dejo este enlace a un artículo graciosete en la wikipedia sobre la manera de ver las cosas.

Un saludo

sábado, 9 de febrero de 2008

No puede ser

***

-Tengo unas ganas terribles de ti- dije, casi sin pensar y por enésima vez, a sabiendas de que no era posible
-Yo a ti también, pero no puede ser- repetía la voz, desde la lejanía y proseguía -Ya buscaremos la manera de vernos, pero ya sabes que es complicado-

***

Así, de vez en cuando, la realidad se iba imponiendo a la ilusión. Le escuché entre sollozos cuando hablamos después de vernos por última vez. Parecía que el 'no puede ser' iba en serio, pero volvimos al mismo punto. Había esperanza.

***

-No me importa esperar, si va a ser por ti, quiero estar contigo, contigo y con nadie más, solo con uno: contigo- le repetía entre conversación y conversación- le dejé ver que iba en serio y que iba a por él. A veces me paraba los pies, otras veces me dejaba entra hasta dentro. Yo tampoco sabía qué esperar. Lo único que tenía claro es que quería aquello, a aquel cuelgue, a aquel amigo especial.
***

Tiré de el. Alargamos un poco más el tiempo. La voz seguía ahí, pero a la vez se iba alejando. Yo también me alejaba poco a poco de él, sin querer alejarme. A veces parecía que había futuro, que todo era como al principio. Despegaba los pies del suelo e imaginaba lo imposible por continuar. Otras la realidad se imponía con todo su peso y me hacía bajar de las nubes. Luchaban mis sueños locos con su madurez cuerda.

Se me va,
como el agua que se escurre de mis manos,
se me va.
Como el aire que no puedes sujetarlo,
como el tiempo que implacable va pasando,
como el humo tu cariño se me va.
Se me va, y no puedo ya luchar por retenerlo.

Este amor que en realidad se ha ido muriendo
y por eso de mis manos se me va.


***

El final se preveía como una visita al dentista, tenía que llegar, pero nadie quería que llegase. Era inevitable.
Costaba imaginar que la próxima vez no llegaría nunca, que mañana la voz no estuviese al otro lado.

La incertidumbre se rompió
-Cada vez vamos a tener más ganas de vernos y no podrá ser posible-
me dijo -Y además te diré algo que jamás nos dijimos: te quiero- hubo un leve silencio -pero no sé si estoy enamorado de ti-
-Yo también te quiero- contesté. Comprendí que, definitivamente, no podía ser, y entonces, en aquel momento, el de los sollozos era yo.

-Quizás algún día
podamos ser amigos- dijo la voz desde el otro lado de la linea. -Quizás, seguro que sí. Yo también lo espero- Dije, dejándome llevar por el momento.
-Cuídate- Me dijo, para finalizar
-Tu también- contesté
-Adiós-
-Adiós...-

Los pitidos anunciaban que la llamada había finalizado. Y anunciaban también, que aquello, de verdad, había acabado.

Ahora queda el recuerdo, pero por otro lado están el presente y el mañana

¿Dónde irán?,
esos días de alegrías que pasamos,
¿dónde irán? ¿Dónde irán?,
esas miles de caricias que inventamos,
¿dónde irán? Yo no lo sé.
En la vida nunca hay nada para siempre,
ahora lo sé.
Pero fue tan bonito así quererte que ahora
me cuesta perder.

***

 
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