Hoy hace dos meses que la voz llegó a mi vida.
Traspasó el limite de ser un sonido para convertirse en una realidad, una muy agradable realidad. Una realidad que se puede abrazar y se puede querer.
Jamás hubiese imaginado que algo que comenzó por comenzar se alargue en el tiempo tanto.
A veces parece que no, que todo tiene que acabar. Pero el teléfono vuelve a sonar y la voz continúa al otro lado, me cuenta, me escucha y me hace sentir mucho.
Siento cosquilleos, una razonable plenitud, siento felicidad y siento calma.
Tengo ilusión por volver a ver a la voz.
Quiero que se quede.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario